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Negocios y liderazgo

Diálogo y flexibilidad: ¿por qué y para qué?

Por 12 de enero de 2022febrero 18th, 2022Sin comentarios
Tiempo de lectura: 3 minutos

REFLEXIONES SOBRE EXPERIENCIAS EN LA CARRERA DIPLOMÁTICA.

 

Representar a tu propio país es una gran responsabilidad. Pero también un gran honor. Tuve la oportunidad de servir a Guatemala como embajador ante los Estados Unidos entre 2004 y 2008.

El eje central del inicio de mi gestión fue llevar a buen término el acuerdo de libre comercio entre Centroamérica, República Dominicana y Estados Unidos CAFTA-DR y, como parte de esa gestión, pude visitar 44 Estados del país norteamericano y tener la oportunidad de compartir con las organizaciones para entender y atender sus necesidades.

Quiero compartir algunas de las experiencias de esta etapa de mi vida que pueden ser de utilidad para otras personas o actividades.

APRENDER A ESCUCHAR

A pesar de que la protección de los intereses de Guatemala y de los guatemaltecos, especialmente aquellos viviendo en Estados Unidos, requiere del empuje de ideas y proyectos que permitan su avance, es igualmente importante escuchar las opiniones de otros y los intereses de la contraparte, no para responder, sino para entender y dialogar. La diversidad de visiones, ideas y puntos de vista sobre cualquier tema es garantía para la construcción de soluciones innovadoras y útiles para todas las partes involucradas. Respuestas que no solo ayuden a cumplir los objetivos que se representan, sino que también, tengan a las personas y la empatía en el centro de todo para agregar valor. La habilidad de escuchar para entender y la conformación de equipos fuertes de trabajo fueron fundamentales para llevar a buen término el acuerdo regional entre Centroamérica y Estados Unidos, CAFTA. Tuve la oportunidad de trabajar coordinadamente con Congresistas y Senadores de Estados Unidos, con un extraordinario equipo de Embajadores y diplomáticos de mi país y de los demás países de la región, con asociaciones gremiales, empresarios, periodistas, asesores y más, y el aprendizaje que tuve de cada uno de ellos ha sido muy valioso en mi vida.

SER FLEXIBLE

El escuchar atentamente, acompañado de un análisis crítico y profundo, se complementa con otra habilidad para el éxito personal y profesional: la flexibilidad. Tener la capacidad de adaptarse a diversos contextos, ambientes y situaciones es importante para superar los retos que uno va encontrando en el camino, en todos los ámbitos de la vida.

En la actividad diplomática, especialmente en Estados Unidos, la cantidad de temas a abordar es grande y variada. Desde temas comerciales, como lo fue la aprobación de CAFTA-DR, hasta la negociación de acceso al mercado americano de diversos productos guatemaltecos, pasando por temas migratorios, de derechos humanos, de seguridad y trato de personas, de narcotráfico, el seguimiento a los diferentes índices económicos y sociales que comparan a Guatemala con el resto de los países del mundo, entre muchos otros, requieren mucha flexibilidad y habilidad para manejarlos.

Para encontrar aliados de posibles interlocutores desarrollé, con el apoyo del equipo de la Embajada, lo que llegué a denominar “mi cubo Rubik de intereses”. Este se basaba en un tema central que era de interés para las diferentes partes involucradas, y ese mismo tema se representaba en diversas caras con argumentos resumidos en discursos de menos de quince segundos que podían ser la conversación en un ascensor; flexibilidad, rapidez, y creatividad.

BALANCE

Desde joven he tenido y he desarrollado muchos intereses más allá de lo profesional como, por ejemplo, inquietud por las artes, la música, la literatura, la historia de las religiones, y el trabajo social, entre otros. El trabajo profesional o diplomático está basado en el desarrollo de relaciones que van más allá de lo laboral y que usualmente se construyen a través de aficiones compartidas. En Washington D. C., me daba la impresión de que la sociedad estaba compuesta de círculos concéntricos hacia arriba, y las puertas de entrada a los círculos superiores estaban en todas esas cosas importantes que no eran el trabajo. Fueron esas cosas, como el interés por la música o por la religión, lo que me permitió ser mucho más efectivo en el trabajo. A través de esos intereses llegué a conocer a personas fascinantes y a tener experiencias de vida muy enriquecedoras.

En definitiva, la experiencia de ser embajador de nuestro país estuvo llena de desafíos, pero también llena de grandes oportunidades. Habiendo recibido una beca Fulbright para mis estudios de postgrado, fue un privilegio representar los intereses del país; el país que me dio esa oportunidad de avance. Durante esta etapa, tuve grandes oportunidades reflejadas en las experiencias y aprendizajes que garantizaron el buen trabajo que hicimos junto al equipo de la embajada. Aunque ya han pasado más de trece años desde que dejé la carrera diplomática, las capacidades y aptitudes que desarrollé en aquel periodo me han acompañado durante toda mi vida.