Es importante reflexionar sobre la filosofía de vida e ideas que determinan la forma en que vivimos
¿Cómo medimos nuestra vida? Seguro esta es una pregunta que todos nos hemos hecho en algún momento. Ya sea en un contexto de éxito o aprendizaje, siempre es importante detenernos a reflexionar sobre las cosas que consideramos relevantes y sobre la huella que dejamos en el día a día. Independientemente de los criterios que utilicemos para calificar el éxito o lo que es “bueno”, hacernos esta pregunta es un ejercicio de planificación fundamental para el futuro y, sobre todo, para asegurarnos de tener siempre claro por qué hacemos las cosas y el sentido detrás de nuestras decisiones y filosofía de vida.
Para esto es fundamental tener la capacidad de ver el panorama global del mundo en el que nos movemos, ya que, al tener claro el contexto podremos realizar análisis y previsiones sobre los posibles caminos que tenemos por delante. En el mundo animal, las cebras, como la de imagen al inicio de esta reflexión, que tuve la oportunidad de fotografiar en la Reserva Nacional de Masái Mara, en Kenia; comparten con los caballos la condición de tener una visión casi completamente periférica de 350° grados. Eso se da gracias a que tienen los ojos más grandes de todos los animales terrestres y estos se encuentran ubicados a ambos lados de la cabeza, lo que implica que solo tengan dos pequeños puntos ciegos: uno detrás de la cabeza y otro justo delante. Aunque son animales muy parecidos, resulta interesante que, al parecer, los caballos son los únicos que pueden ser domesticados, mientras que las cebras se han mantenido libres en las sabanas, montañas y valles africanos. Aunque seguro es solo intuición de mi parte, puede ser que las líneas que las caracterizan, en conjunto con su naturaleza briosa y activa, sean la clave que explica esta diferencia.
En este sentido, considero oportuno compartir con ustedes mi perspectiva sobre una filosofía para vivir la vida basada en la fe y la geometría. Por supuesto, con la idea de que pueda servir de herramienta para algunas de las personas que me leen, pero, sobre todo, con el interés de que estas reflexiones sirvan de inspiración y de excusa para que cada quien, se tome el tiempo de cuestionarse sobre estos temas en algún momento.
¿De qué se trata vivir la vida con fe y geometría?
Para comenzar, cuando hablo de fe es porque creo en Dios, algo esencial en mi vida, pero también me refiero a la importancia de mantener una visión optimista de la vida. Una perspectiva que reconoce que las cosas toman tiempo (son parte de un proceso) y que en todo lo malo podemos encontrar la fuerza de lo bueno. Reconociendo que el futuro es el resultado de las acciones que realizamos en el presente y que cada situación es una oportunidad para desarrollarnos personalmente, crecer y aportar valor a la vida de las personas a nuestro alrededor. Así, no se trata de tener simplemente una visión positiva, sino de asumir el compromiso constante de actuar siempre desde la alegría, el entusiasmo y la voluntad de sumar oportunidades a nuestra sociedad. Creando valor para el futuro de Guatemala.
Por otro lado, cuando hablo de geometría no es solo porque me gustan las matemáticas, pero me refiero al irrevocable compromiso de actuar siempre con congruencia e integridad en el proceso de poner en marcha un plan a 5, 10, 15 y 20 años en el que podamos calcular nuestras metas y resultados, definiendo el paso a paso para aterrizarlas en acciones que se puedan ejecutar. Entregando la mejor versión de nosotros mismos en todo lo que hacemos y teniendo como pilar fundamental de nuestras acciones, valores y principios sólidos. De manera tal, que podamos materializar nuestro propósito de forma auténtica y poniendo en valor aquello que más importa en la vida (que por supuesto será diferente para cada persona). Para poder tener geometría, es esencial que cada uno de nosotros mantengamos activa la inquietud intelectual, en el entendido que la amplitud mental es una herramienta que nos puede abrir puertas inesperadas en lugares que no imaginamos. Los procesos de aprendizaje constante, sobre todo en aquellos temas que nos interesan, nos complementan como personas y multiplica nuestra capacidad de agregar valor a nuestro entorno y dejar la huella en las personas.
Así, de lo que se trata mi filosofía de vida desde la fe y geometría, es de comprometernos para que todas las cosas que hagamos en nuestra cotidianidad: respondan conscientemente al propósito de dar lo mejor de nosotros en cada oportunidad, actuando desde el optimismo y la esperanza para materializar una visión de nuestra sociedad en la que todas las personas que se cruzan por nuestro camino impulsen y se beneficien del desarrollo social, económico y cultural. Esta, creo que es una forma adecuada de vivir mis principios y valores con integridad y autenticidad, poniendo mi granito de arena con acciones concretas para que Guatemala siga siendo un lugar en el que podemos creer, confiar e invertir; y, además, para tener una visión más amplia del alcance que se puede tener como persona, empresario o académico.